Barco de pesca artesanal
"Son las 5 de la madrugada, suena el despertador, y rápidamene me preocupo de que no se prolongue mucho el sonido de la alarma para no despertar al resto de la familia, a los niños aún le quedan unas horas de sueño y hoy su madre podrá despertarles y llevarles al cole ya que trabaja de tarde, en estos días a los abuelos les toca descanso. Me levanto y me preparo para afrontar una nueva jornada de trabajo en mi oficina particular: el barco. Soy un pescador artesanal.
Desde mi casa al puerto tengo un recorrido en coche de diez minutos, lo suficiente para informarme de algunas de las noticias del día. A modo de titular y sin entrar en mucho detalle, escucho en la radio que el sector pesquero y marisquero se moviliza contra la Ley de Acuicultura de Galicia y en defensa del sector pesquero artesanal. Corren malos tiempos para la pesca artesanal y el marisqueo.
A las 6,00 horas es la hora programada con la tripulación para encontrarnos en el puerto, nos tomamos el primer café de la mañana en el bar del puerto y surgen los primeros comentarios con el resto de compañeros de cómo se presenta el día en el aspecto meteorológico. Las previsiones son buenas, tal y como ya habíamos consultado el día anterior, por lo que se espera una jornada sin muchos sobresaltos, sin mucho mar, ni viento,
A las 6,15 estamos abordo de la embarcación de pesca artesanal 'María Dolores', de 10 metros de eslora, dispuestos y preparados para trabajar con el arte de nasas de pulpo. Desde el momento que llegamos abordo empieza la faena, hay que preparar el cebo para el momento de levantar las nasas y volverlas a calar. En la actualidad la práctica totalidad de las embarcaciones utiliza un cebo ecológico biodegradable compuesto por deshechos de la industria conservera y que se utiliza principalmente para la pesca de pulpo y camarón. Para la pesca de nécora suele utilizarse el cebo tradicional, como el jurel, la caballa, sardina o boga, ya que la nécora parece que no está por la innovación.
Durante la ruta del puerto al caladero, donde tenemos localizada la primera "cacea" o grupo de nasas, nos vamos comunicando mediante el sistema de radio VHF con el resto de embarcaciones de la zona, normalmente se utiliza un mismo canal dependiendo del puerto/s base. Es el momento de saludarse y de intercambiar impresiones de todo tipo, políticas, futbolísticas y fundamentalmente, para hablar sobre la situación del sector pesquero, llegando en muchos casos a montarse acalorados debates, cuando no agrias discusiones, sobre la visión que cada uno tiene de los temas que preocupan al sector.
En torno a las 7,00 nos disponemos a levantar (nosotros le decimos halar) las nasas, lo primero que se hace es coger con un bichero (gancho) la boya y con la ayuda de una maquinilla se van halando una a una todas las nasas y depositándolas abordo de la embarcación, recogiendo lo que pesquen en su interior, principalmente será pulpo, camarón o nécora. En función de la zona de calado de las nasas, de la temporada, de las condiciones del mar y de la influencia de las mareas capturaremos unas especies u otras.
Pescador artesanal encarnando la nasa.
Dependiendo del tamaño de la embarcación y del número de tripulantes tenemos asignado un determinado número de nasas, que van distribuídas en grupos formando caceas, normalmente de entre 50 y 100 nasas por cada cacea.
Una vez terminado el proceso de halado de las nasas se vuelven a "encarnar" (echar cebo) para volver a calarlas, bien en la misma zona, si hubo buenas capturas, o bien se cambian de zona si no hubo suerte. A media mañana y en la ruta entre cacea y cacea aprovechamos para tomar el bocadillo. Todo este proceso nos lleva de forma ininterrumpida hasta las 15,30, o antes, si completamos el tope máximo de captura que tenemos establecido cada embarcación, que también va en función del tamaño de la misma y de los tripulantes enrolados.
Es la hora del bocata.
De ruta cara al puerto aprovechamos para hacer una preselección por categorías del pulpo, previo al control que se hace en la lonja, para evitar la comercialización de pulpos que no den la talla (tamaño mínimo 1 kg) y realizar una buena clasificación que facilite la labor al lonjero y que evite problemas en el momento de la subasta
A las 16,30, una vez clasificado el pulpo y depositado en la lonja para la subasta, podemos decir que la jornada habitual de pesca ha terminado, sin ninguna incidencia que resaltar, aunque no siempre resulta tan benévola la jornada, en muchas ocasiones, sufrimos la pérdida o rotura de aparejos, averías mecánicas o nos enfrentamos a las adversas condiciones del tiempo, con fuerte oleaje o mucho viento, que hacen que de este bonito oficio de pescador una profesión de riesgo, que, a pesar de todo, no cambiaría por otra.
El mantenimiento anual de la embarcación lo hacemos coincidiendo con la veda del pulpo que este año será de 45 días, desde el 21 de mayo hasta el 4 de julio es cuando aprovechamos para varar y pintar, revisar la instalación eléctrica y mecánica, pasar las pertinentes inspecciones de navegabilidad, seguridad y radio, preparar los aparejos (nasas o redes de enmalle) para enfrentarse a una nueva campaña y hacer las revisiones médicas periódicas. En este período también toca, como a todo ciudadano, (o mejor dicho, como a casi todos) realizar la correspondiente declararación de la renta, porque alguien tendrá que pagar, no?
Varada de embarcaciones en Portocubelo (Lira)
A la llegada a casa doce horas después de levantarme es momento de comer algo de forma apresurada y disponerse a llevar a los niños a las actividades extraescolares. A las 21 horas toca reagrupamiento familiar, cena, informarme del resultado de las ventas de nuestras capturas y que supusieron en el día de hoy unos sesenta euros (60€) para cada tripulante y consultar las previsiones meteorológicas del día siguiente, antes del merecido descanso. Mañana será otro día".