El pasado día 21 de enero, un artículo publicado por el periódico "El Correo Gallego", que recogía diversas declaraciones de Manuel Fernández, hoy con noventa años, y toda una vida de marinero como profesión. En el citado artículo me llamó la atención las declaraciones de este marinero jubilado de Ribeira, en las que dicía que antes la langostas trepaban por las paredes del muelle de Aguiño, y que era frecuente recoger langostas de cinco o siete kilogramos, sin embargo hoy las langostas están prácticamente desaparecidas de la ría de Arousa.
Manuel apuntaba que antes en la punta del muelle de Aguiño había muchísimos lenguados, y que hoy allí no se pesca ni un lorcho. Manuel achaca esta disminución drástica de las especies en un período muy corto de tiempo, a la forma en que se explota la ría, cada vez más abusiva, y con poco respeto por el medio ambiente marino. También indicaba Manuel, que en el comienzo de su actividad profesional, devolvían al mar aquellos ejemplares más pequeños, debido a su respeto por el medio marino. El empleo de artes de pesca como las nasas, que discriminan por tamaño, también apuntaba en esa dirección de no recoger los individuos de menor tamaño.
Según Manuel la llegada de artes de pesca no selectiva como el trasmallo, es una de las causas de la drástica disminución de pescados y mariscos en la ría. El trasmallo es un arte fija de fondo, que se sitúa a profundidades de hasta 30 metros y que se coloca entre algas y rocas, en el que quedan atrapadas gran diversidad de especies, y no es en absoluto un arte de pesca selectivo.
La disminución de pescado y marisco en unos pocos años es realmente alarmante, ya que antes había en la ría mucha almeja, y hoy la cantidad es muy reducida, así como de erizo, pues donde antes recogían 2000 kilogramos en media hora, hoy se recogen apenas 30 kg en ese mismo período de tiempo. Manuel vuelve a señalar a la sobre explotación como el culpable de esa disminución de las distintas especies.
Ante relatos como el de Manuel Fernández es urgente que nos planteemos que no está haciendo bien el sector pesquero, ya que de seguir así acabaremos con la biodiversidad de los mares. Todos los actores implicados, pescadores, administraciones pesqueras, científicos, organizaciones conservacionistas..., deben ponerse de acuerdo en crear modelos pesqueros que no conduzca a lo que ha pasado en la ría de Arosa en solo unas décadas. Deben buscar modelos de pesca sostenible, que permitan seguir pescando mañana, y que además conducirán a que el esfuerzo pesquero preciso para capturar una cierta cantidad de pescado o marisco sea menor. Un ejemplo de estos modelos lo tenemos en las reservas de pesca que no entendemos porque tardan tanto en implantarse.