El pescado es esencial para la alimentación humana ya que actualmente representa en torno al 17 % de las proteínas que consume la población mundial (nos referimos tanto a pesca como a acuicultura). Por ello en este post te vamos a hablar de la sobreexplotación pesquera.
De acuerdo con los datos de la FAO del 2018, la producción pesquera mundial alcanzó el máximo en el 2016 con la cifra de 171 millones de toneladas, suponiendo la acuicultura el 47 % del total, o el 53 % del total si se incluyen solamente los usos alimentarios de la pesca.
El consumo anual per cápita es muy diferente dependiendo del país al que nos refiramos, pero en todo caso ha crecido en los últimos años, pasando la media mundial de 18,5 kg por habitante y año en 2011, a los 20,3 kg por habitante y año del 2016.
En España el consumo de pescado en el 2014 alcanzó los 46,2 kg por habitante y año, siendo el país europeo con más consumo per cápita, después del vecino Portugal que alcanzó los 55,3 kg por habitante y año.
Todo este enorme consumo de pescado en todo el mundo, del que prácticamente la mitad procede de acuicultura y la otra mitad del mar, y con una población mundial creciendo, nos debe llevar a la reflexión de si este consumo imparable es sostenible en el tiempo.
¿Es sostenible el ritmo de crecimiento de consumo de pescado en el mundo?
El porcentaje de especies que se encuentran sobreexplotadas, o sea las que su futuro no es sostenible, ha pasado del 10 % en 1974 al 33,1 % en 2015, mientras que las especies subexplotadas han pasado del 39,23 % en 1975 al 7,09 % en el 2015, según se observa en el gráfico adjunto.
Algunos mares tales como el Mediterráneo y el Mar Negro han registrado los mayores porcentajes de especies marinas cuya explotación es insostenible (62,2 %), seguidos muy de cerca por el Océano Pacífico Sudoriental con el 61,5 %, y por el Océano Atlántico Sudoccidental con el 58,8 %.
El colapso de los océanos
Un dato muy significativo es que debido a la sobreexplotación pesquera, los grandes caladeros están a un 10 % de la capacidad que tenían a principios del siglo XX, y que la sobreexplotación se ha seguido manteniendo debido a la sofisticación que han alcanzado los medios de captura, y a la gran inversión que han realizado las empresas y estados para aumentar la capacidad de captura.
Pero el hombre no solo ha impactado negativamente en la vida en los océanos con su imparable actividad pesquera, sino que también lo ha hecho vertiendo al mar todo tipo de contaminantes tales como aguas residuales, fertilizantes, plásticos, CO2... que han ocasionado efectos como la proliferación del algas, disminución de la concentración de oxígeno, acidificación de los océanos, introducción de contaminantes en la cadena trófica..., de tal manera que se han creado zonas sin vida, o en las que ha desaparecido o está desapareciendo la vida de ciertas especies.
Esta degradación tan salvaje que el hombre está realizando a marchas forzadas en los océanos debería revertirse cuanto antes. Antes de que sea demasiado tarde y nos encontremos con unos océanos sin vida.
En Fresco y del Mar nos comprometemos con la pesca sostenible, que respeta las vedas, los límites de capturas, apuesta por el desarrollo de reservas marinas, emplea técnicas de pesca no lesivas con el medio ambiente marino, emplea técnicas de pesca fundamentalmente pasivas, y respeta los criterios científicos para el mantenimiento de las especies marinas.