El salmón, así como otras especies criadas en acuiculura, se crían en jaulas que están en el mar, con lo que mucho del alimento que se les proporciona a estas especies criadas, es comido por pescado salvaje que habita en las inmediaciones de donde se sitúan las jaulas de acuicultura.
La existencia de enfermedades producidas por bacterias, ocasiona grandes pérdidas a la industria acuicola, por lo que esta industria emplea los antibióticos, así como otros agentes con capacidad antimicrobiana, para prevenir y tratar estas posibles enfermedades bacterianas.
En algunos paises con mayor preocupación por el medio ambiente, como los es Noruega, se ha eliminado ya hace varios años el empleo de antibiótios, y otros agentes con capacidad antimicrobiana, de forma profiláctica, así como también se ha restringido los antibióticos y agentes con capacidad antimicrobiana empleados, prohibiéndose aquellos que pudiesen afectar a la salud humana.
Estudios realizados en diversos países sobre pescado salvaje que habita cerca de las granjas acuícolas situadas en jaulas en el mar, y que son consumidos por el hombre, han detectado la presencia de diversos antibióticos y otros agentes con capacidad antimicrobiana, algunos de los cuales son perjudiciales para nuestra salud.
Algunos de los antibioticos y agentes con capacidad antimicrobiana encontrados en ese pescado salvaje, contenían sustancias tales como las quinolonas, lo que afecta muy negativamente al hombre ya que actúa muy negativamente sobre nuestra resistencia bacteriana.
También hay otros efectos muy negativos si ingerimos pescado contaminado con antibióticos o agentes con capacidad antimicrobiana, ya que pueden alterar la flora normal de nuestro aparato digestivo, favoreciendo las infecciones de agentes patógenos, así como fenómenos alérgicos o tóxicos.
Tengamos también en cuenta que si existe presencia de antibioticos y agentes con capacidad antimicrobiana en los peces salvajes que viven en las proximidades de las jaulas de acuicultura, como debe ser la presencia de dichas sustancias en las propias especies producidas en las propias jaulas, que consumen practicamente alimentos con las citadas sustancias.
Según expertos en salud pública, debido a que con el alto consumo de antibióticos las bacterias se vuelven más resistentes, y en las próximas décadas se espera que la resistencia a los antibióticos sea una de las principales causas de muerte, superando incluso al cáncer.
Y el problema es que además del consumo en muchos casos excesivo e innecesario de antibióticos, hay presencia de antibióticos en las aguas residuales que vertemos a los cauces, y que después consumimos sin que sean eliminados, en alimentos tales como en animales de granja, y como hemos indicado anteriormente en el pescado procedente de acuicultura, y en el pescado salvaje que habita zonas próximas a jaulas acuícolas.
Si seguimos así llegaremos a una era post-antibiótica, ya que cada vez será más difícil tratar las infecciones producidas por bacterias, con lo que algunas prácticas médicas no se podrán realizar.