Son las 4,45 horas de la madrugada y un grupo de pescadores artesanales están apostados en la barra de una de las tabernas más representativas de un puerto de Costa da Morte, a la espera de tomarse el primer café del día.
Entre el ruido de la cafetera y ese silencio mañanero surgen los primeros comentarios sobre el estado del mar y como se presenta la jornada en lo meteorológico. Todos coinciden que va a ser otro día duro en un feo día de primavera, y además la cosa no quedará ahí, quedan más días de duro invierno.
Pero a pesar de lo desapacible del tiempo, hay que salir a faenar, hay que ganarse el jornal.
Entre comentarios y chascarrillos varios suena la señal horaria de las 5 de la madrugada, momento en el que aparecen las noticias en uno de los informativos matinales de televisión y aparecen los primeros titulares que llegan cargados de temas para calentar más ese ambiente tabernario con profundo olor a café de un euro.
Por un momento reina el silencio, aunque el ruido de fondo de la cafetera permanece.
El primer titular del informativo matinal trata del master fantasma de Cristina Cifuentes y surgen las primeras expresiones al respecto. Las más reproducibles son: “manda carallo” y “hai que foderse”. Nadie profundiza más, parece que no hay ganas de entrar en debate tan pronto, aunque en sus rostros aparecen muecas de incredulidad.
El resto de noticias del informativo transcurren en los juzgados, bien sea Audiencia Nacional, Tribunales de Justicia alemanes, Tribunal Supremo, Tribunal de Justicia de Andalucia...
Alguien le pide a Pepe, el camarero, que le sirva un buen chupito, según él la ocasión lo merece. Toca envalentonarse para hacer frente a una dura jornada de pesca donde parte de lo ganado irá destinado a pagarle las nóminas a la mayor parte de los que están sentados ante el juez.
Una vez tomado el café, y algunos su chupito correspondiente, es el momento de salir a faenar contra viento y marea, “a vida é dura” apunta un pescador según sale por la puerta de la taberna y empieza a pegarle de frente la lluvia y el viento, mientras que otro que se dispone a colocar la capucha de su ropa de aguas le contesta, “non para todos”