En esta entrada del blog de Fresco y del Mar vamos a hablar del anisakis, que como consumidores cada vez nos preocupa más ya que lo encontramos en muchos pescados que consumimos y que si los ingerimos podemos vernos afectados.
¿Qué podemos hacer para evitar que nos afecte el anisakis?
Como consumidores, para tener la seguridad de no vernos afectados por este parásito, podemos preparar el pescado frito o cocido o bien congelarlo en un frigorífico a menos de -20 grados y mantenerlo congelado un mínimo de 24 horas. El problema es que en muchas ocasiones no es tan sencillo congelar a -20 grados, ya que los congeladores de *** congelan a -18 grados, y con esta temperatura se requiere en torno a una semana de congelación para asegurar su muerte.
En los restaurantes, servicios de catering, bares, hoteles... para evitar los problemas del anisakis, están obligados a congelar el pescado que sirven bien crudo o poco hecho.
Los problemas surgen cuando el pescado lo tiene y se consume crudo o poco hecho, ya que así existe el riesgo de que el parásito provoque reacciones alérgicas o gastroenteritis.
No todas las especies de pescado están igual de afectadas por el anisakis. La merluza del Cantábrico y el atún son las especies más afectadas, aunque también afecta a otras especies como la palometa, sardina, jurel, abadejo, besugo, así como a cefalópodos.
Evitar su propagación
La propagación del anisakis entre el pescado tiene mucho que ver con la práctica de tirar las vísceras del pescado al mar, y esas vísceras sirven de alimento para otros peces, siendo en ellas donde habita el anisakis. La práctica de la evisceración en el mar es habitual en las embarcaciones que pescan especies de gran tamaño tales como atún o pez espada.
Para evitar la propagación del anisakis los barcos pueden traer las vísceras a tierra, congelándolas para evitar su putrefacción, o implantar sistemas para procesar las vísceras a bordo, como el ya ensayado sistema de incinerado a bordo de las vísceras.